Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".



No es por nada, pero hace meses ya hablamos en este blog de la conveniencia de prescindir de un mediocentro como Gago, que nada aporta, tras el fichaje de Xabi Alonso. El partido del pasado domingo entre el Real Madrid y el Jerez es una buena prueba de ello, Lass y Gago se estorbaban continuamente sin dirigir con orden la orquesta madridista. Más por culpa del argentino que cualquier otra cosa, porque el francés bien ha demostrado que cuando su pareja de baile es Alonso o Guti sabe cumplir de forma clara en su parcela. Ya digo que hace meses planteamos la posibilidad de un cambio de cromos con el valencianista Banega, jugador que esta temporada sí está demostrando su categoría y calidad para la dirección. Al final, Gago no salió del club blanco y el Real Madrid se ha quedado con tres jugadores, incluyendo a Diarrà y a Lass, para cubrir una posición. De ser Valdano empezaría a ofrecer al argentino a lo ancho y largo del mundo.

Duras declaraciones las realizadas por Arjen Robben desde Munich para explicar su salida del club de Concha Espina. Duras declaraciones pero ¿serán verdad?. Veamos. En la primera etapa del presidente Florentino Pérez está claro que los fichajes eran hechos desde la dirección del club, ajena al área deportiva y técnica. Está claro que traer a los mejores del mundo agrada a cualquier entrenador, pero traer a un interior derecha como David Beckham cuando ya tienes a Luis Figo en esa demarcación es algo que casa más con la política de "los de las oficinas", como critica Robben, que con una planificación deportiva. Cuando se ficha a un balón de oro como Michael Owen para que caliente banquillo porque su plaza está ocupada por un tal Ronaldo y otro tal Raúl, es también una decisión de "los de las oficinas". Lo mismo que la decisión de prescindir de Makelele o de negarse a fichar defensas son decisiones de "los de las oficinas". O no fueron "los de las oficinas" quieren decidieron echar a Vicente del Bosque tras ganar la Liga y dos Champions, entre otros muchos trofeos. El holandés, ya ex jugador blanco, tiene toda la razón y es que parece que los viejos vicios vuelven a repetirse. Cuando se apuesta tan fuerte por el marketing lo que manda es el mercado y la política por encima de las razones deportivas. La vez anterior el proyecto cuajó en un principio pero se descalabró al final con tres temporadas horribles sin criterior alguno. Y es que el marketing no puede ser más importante que las razones deportivas que pueden llevar a un entrenador a jugar con unos y sentar en el banquillo a otros. Y en el Real Madrid actual ya hay muchos que parece que van a jugar por decreto y eso es muy peligroso para mantener la competitividad de la plantilla. Porque Cristiano Ronaldo es muy bueno, posiblemente el mejor del mundo, pero muy seguramente un gran Robben sentaría en el banquillo a cualquiera, llámese Cristiano, Messi o Kaká. Y eso es precisamente lo que no consentirán nunca "los de las oficinas".