Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".



Llega Xabi Alonso al Real Madrid a cambio de 30 millones de euros para el Liverpool. Viene el tolosarra con cinco años de retraso y casi por el triple del precio acordado en 2004. Doce millones de euros por un jugador de 22 años frente a los treinta pagados ahora por un futbolista cinco años más viejo. Da lo mismo, Xabi o un jugador de su perfil (todavía no entiendo que el Real Madrid no se haya lanzado antes a por Cesc) es esencial en este equipo carente de un director de juego desde la marcha de Fernando Redondo. Zidane era otra cosa. El hijo de Periko Alonso es un especialista en la conducción de equipos como lo ha demostrado en el Liverpool y en la selección nacional. El nuevo centrocampista puede presumir de tener una extraordinaria visión de juego y una capacidad de pase que sobresale en el centro largo, así como en el disparo de larga y media distancia. Asimismo, es un jugador elegante implicado en el juego defensivo, donde nunca se esconde. Un profesional con todas sus letras, serio y disciplinado tácticamente, que pone todas sus virtudes al servicio del equipo. Xabi Alonso posiblemente por valores y saber estar dentro y fuera del campo es un futbolista que, en este caso sí (no como en otros), verdaderamente ha nacido para jugar en el Real Madrid.

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