Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

En el día después de la gran decepción, la patética derrota de España en el Mundial de Suráfrica ante Suiza, parece que todo está dicho. Que si no hay que vender la piel de oso antes de cazarlo, que si no hay que creerse favoritos cuando nunca se ha ganado un Mundial, que si mucho futbol control pero inofensivo... Mucho bla, bla autocrítico que con dos partidos ganados volveremos por la senda de la euforia. El caso es que el partido contra Suiza, y si hay posibilidad de recuperar el terreno perdido, nos ha mostrado a las claras que el tiki-taca sin velocidad y sin empuje vale menos que el fútbol de una Suiza "a lo mourinho". Posibles soluciones: La primera, sería meter de una vez en el once a Cesc Fábregas -junto con Xavi el mejor jugador español de largo- con lo que o Busquets o Xabi Alonso deben salir; la segunda, introducir un extremo al menos en alguno de los costados (Navas, Pedro y Mata son las alternativas); la tercera, situar un delantero más en el once sin descartar a Llorente en el caso de que Torres o Villa no anden finos; y la cuarta, comprobar el estado de forma en el que se encuentra Capdevila por su ausencia en el ataque fue bastante evidente. Está claro que en una competición como un Mundial o una Eurocopa los acoples hay que hacerlos sobre la marcha porque uno no tiene una Liga por delante para esperar a nadie a que se adapte al sistema o a que encuentre su momento de forma. El impacto de cada futbolista debe de ser inmediato. Mi equipo para el próximo lunes ante Honduras sería: Casillas; Ramos, Albiol, Piqué, Capdevila; Navas, Alonso, Xavi, Villa; Cesc, Torres. Por lo pronto, los chilenos parece que está haciendo vudú con el combinado español como prueba la imagen que ilustra estas líneas.

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