Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".






Hoy, 12 de octubre, día en el que España juega en Glasgow frente a Escocia me vienen los recuerdos del genial futbolista David Cooper. Murió joven, con 39 años, dejando su impronta en los terrenos de juego para admiración de todos los espectadores que pudimos disfrutar de su juego. David Cooper jugaba de extremo izquierdo y era de esos delanteros habilidosos que causaban estragos en el terreno de juego, sorteando contrarios uno detrás de otro. Era muy difícil pararle, tenía una técnica exquisita, no era goleador pero era desequilibrante hasta provocar el pánico en los rivales. Sus mejores años los entregó en el Glasgow Rangers y en la selección de Escocia. Pudo jugar en Inglaterra, pero Cooper perteneció a esa época en la que el fútbol escocés se hizo respetar en el Viejo Continente. Equipos como el Rangers, el Dundee, el Celtic y el Aberdeen eran muy respetados. Quizá disputar una liga menor pudo perjudicar su fama, pero David Cooper supo ganarse el respeto de cuantos le vieron. Con el Glasgow Rangers, Cooper hizo partidos memorables, algunos comparados con los mejores goles de Diego Armando Maradona. En la actualidad, está considerado uno de los futbolistas más importantes del fútbol escocés y muy posiblemente debería considerársele como uno de los mejores del Continente en los años 80. La muerte le llegó de improviso, de un derrame cerebral, cuando filmaba un partido de juveniles. Acababa de dejar el fútbol en el Clydebank, el modesto club que le vio nacer como estrella de este deporte.

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