Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".


Los primeros partidos de la temporada pesan como una losa en el entorno rojillo. Los pamplonicas sólo han sumado 6 puntos de 21 posibles. Una ruina. Ya claman por la destitución de Camacho. No hay motivo para ello todavía. El Osasuna es un equipo confeccionado con medios muy precarios y lleva años dando unos resultados óptimos. Futbolistas acostumbrados a batallar en Primera División que no son fáciles de hundir en la desesperación de un mal comienzo. Lo que ocurre es que el fútbol tiene poca memoria y hay aficionados que no son capaces de poner los pies en el suelo de la realidad. Ocurre con Osasuna, uno de los clubes de Primera con el presupuesto más bajo y que, sin embargo, lleva años cosechando aceptables temporadas en la élite. Pasándolo regular o mal, pero saliendo adelante. Otros han pasado de temporadas de euforia a la depresión del descenso. No deberían desconfiar de jugadores como Ricardo, Calleja, Puñal, Soriano o Pandiani. Ni obviar el talento de Masoud, Vadócz, Camuñas, Nekounam, Juanfran o Monreal. Quizá falte otro punta, otro hombre-gol que garantice una decena de tantos, que pueda rentabilizar de mejor manera el esfuerzo de todos. El problema es que los hombres-gol se pagan con lingotes de oro y Osasuna sólo tiene para vivir al día. Y en eso de dar rentabilidad a tan pocos medios el club navarro es un virtuoso.

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