Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

No entiendo la fijación de gran parte de la prensa con Raúl. El continuo debate en torno al "7" blanco es aburrido a más no poder, además de injusto con uno de los jugadores que más y mejor ha defendido la camiseta del club de Concha Espina. Raúl González Blanco, ganador de tres copas de Europa con el Real Madrid, además todos los trofeos habidos y por haber -salvo la Copa del Rey (sic) y el Balón de Oro-, es un claro caso de la forma de proceder de quienes vivimos en este país. La envidia y un cierto hastío hacia el héroe están haciendo que desde diversos foros se pretenda llevar a los aficionados a repudiar a una leyenda. Raúl tiene 32 años y un instinto y una forma física envidiable para jugar al fútbol, pero sucede que lleva desde los 17 en el primer equipo y alguna gente está cansada de verle en las páginas de los periódicos, de coleccionar su cromo cada temporada, y de verle en el campo hacer lo que mejor sabe hacer. Muchos no han demostrado todavía que sepan hacer su trabajo mejor que él pero de cualquier manera siempre es juzgado con severidad, a pesar de haber marcado 18 goles en cada una de las dos últimas ligas. Muchos goles para el jugador presuntamente acabado que algunos quieren dibujar. De otro modo no se entiende que mientras que Benzemá y Kaká siguen sin dar el rendimiento esperado, sea la obsesión por sentar a Raúl la que presida muchos debates. En otras ligas jugadores legendarios como Del Piero (Juventus), Giggs y Scholes (Manchester) son venerados y tratados con respeto. Por supuesto, que poco a poco deben dejar paso a nuevos talentos con todo el futuro por demostrar, pero es injusto tratar de modo ruín a quien tanto a dado al fútbol y a una camiseta. Cualquiera no vale para heredar la camiseta blanca del "7". La de Juanito, Butragueño y Raúl.

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