Las sociedades anónimas deportivas han traído muchos beneficios en la gestión de los clubes de fútbol. Las entidades futbolísticas no pueden regirse de manera arbitraria gastándose la pólvora del rey hasta agotar los recursos económicos. La mayoría de los clubes se rigen ahora por medio de un consejo de admnistración que controla gastos e ingresos y que debe gestionar la sociedad deportiva buscando su rentabilidad. No ocurre siempre así y equipos como el Atlético de Madrid y el Valencia han tenido que ser intervenidos para evitar su definitivo desplome. La historia y el peso de su leyenda se convierten en un lastre para muchas administraciones públicas locales y autonómicas que se ven obligadas a hacer lo posible e imposible para evitar la desaparición de unos clubes que en muchos casos están más identificados con su tierra que la bandera de la región. Eso obliga a las administraciones a hacer cosas que no pueden ni deben hacerse con el resto de empresas.
Luego tenemos casos especiales, como es el del Betis. El Betis de Manuel Ruiz de Lopera habría que llamarlo porque como accionista plenipotenciario hace y deshace a su antojo provocando el desasosiego de su hinchada, que ha salido a la calle pidiendo al propietario del club que lo venda, que lo alquile y que lo regale pero que se vaya bien lejos. Es cierto que primero salvó al club de su desaparición y también que lo llenó de grandes estrellas como Alfonso, Finidi, Denilson, Jarni, y los más recientes como Oliveira y Sergio García. Pero el club, fruto de la mala planificación y de la constante intrusión de su máximo accionista, ha fracasado en sus campañas desde hace más de una década. Los béticos están más que hartos ahora con el equipo descendido en Segunda y con un presidente que ni vende ni se va. Ese es el problema de las sociedades anónimas, que cualquier salvador del club se puede convertir luego en un problema y después no hay manera de mandarle a casa. El Betis solucionó sus problemas económicos a cambio de su identidad, cada vez es menos Betis y con menos béticos. Hoy es el triste equipo de Lopera.