Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".




La marcha de Mandià del banquillo del Hércules ha provocado una convulsión en Alicante. El entrenador gallego, uno de los más prometedores de su generación, ha preferido abandonar la disciplina blanquiazul por el Rácing de Santander. Una decisión que deja mensajes contradictorios. El técnico, que ha dejado al Hércules a las puertas del ascenso a la máxima categoría del fútbol español, ha preferido el pájaro en mano de dirigir a un Primera ahora al trabajo gris, aunque hoy por hoy reconocido, de dirigir a un club de Segunda. El mensaje que el entrenador ha trasladado a los herculanos es algo así como "sois un club de Segunda y tengo la oportunidad de dirigir a un club superior" y el desazón es comprensible. Los herculanos hablan de traición y de aprovechado, pero la decisión de Mandiá es lógica. Dado que hoy en día a cualquier entrenador le pueden echar a las seis jornadas de liga tanto en Primera como en Segunda, Mandià ha preferido que en caso de fracasar le echen desde la máxima categoría. Por contra, en caso de volver a triunfar como lo ha hecho este año en Alicante, lo hará desde la Primera división con la repercusión que eso supone. En los últimos tiempos, todos los entrenadores que han pasado por el Rácing han triunfado (Portugal, Marcelino, Muñiz) pero han aguantado sólo un año. Quien sabe si Mandià triunfará este año y deberá hacer también las maletas el próximo.

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