Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

En estos tiempos de crisis económica, en los que se fichan a futbolistas a coste cero, o por el viejo método del trueque o por cantidades que rondan escasamente los 300.000 euros, en estos tiempos de penuria es cuando las direcciones deportivas de los clubes de fútbol cobran mayor valor. Equipos que llevan años con una secretaría técnica en entredicho lo tendrán más difícil ahora que sus menguados presupuestos no les permitirán lanzarse a por los principales jugadores del escaparate. Esta temporada no habrá dinero (salvo para el Madrid y el Barça, claro). Este año no habrá tiempo para reaccionar. De ese modo, la planificación adecuada de la temporada desde el verano tendrá una vital importancia este año. Por ese motivo, directores deportivos y secretarías técnicas que llevan años funcionando bien lo tendrán más fácil, conocen mejor el mercado y están acostumbrados a rebuscar entre la pleyade de futuras promesas. El Oporto ha vendido este verano al lateral zurdo Sissoko por 15 millones después de comprarlo en enero por 300.000 euros, también ha vendido a Lucho González por cerca de 20 millones y a Lisandro López. Los dragoes saben comprar y vender muy bien. Qué le pregunten al Real Madrid cuanto pagó por Pepe.
En España, hay otras secretarías técnicas que funcionan estupendamente. Es el caso de la liderada por Monchi en el Sevilla, que es muy posible que este año venda al ya amortizado Luis Fabiano y comprará a un punta semidesconocido al que revalorizar. Otras direcciones deportivas que funcionan bien en nuestro país con las del Deportivo de la Coruña, Mallorca, Getafe, Almería y Villarreal. En cambio, últimamente deja mucho que desea el trabajo de las secretarías técnicas del Atlético de Madrid, Betis, Espanyol, Zaragoza y Osasuna, entre otras. Este año el margen de error será mínimo. Todos necesitarán un Monchi.

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