Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

Al Málaga le ha tocado la lotería con Albert Luque. El delantero catalán retorna a la Rosaleda tras solucionar sus problemas contractuales con el Ajax de Amsterdam. La carrera del internacional español entró en barrena cuando tomó hace cuatro años la decisión de abandonar el Deportivo de La Coruña, estando en la cima de su carrera como goleador temible y jugador de banda implacable, para ir a Inglaterra para jugar con el caótico Newcastle. Club que, como todos ya saben, acaba de descender a la First Division y en donde han fracasado jugadores de la categoría de Martins y Owen. El destino de Luque no fue distinto y su trayectoria, salpicada por las lesiones, se fue por el sumidero. Hace dos años se agarró desesperado a la oportunidad que le brindó el Ajax, pero allí tampoco cuajó. Finalmente, Luque regresó la temporada pasada a la Liga y volvió a demostrar su gran clase aupada en una zurda excelente y con una capacidad de pegada de eficacia contundente. Ya sea en la banda izquierda, posición donde lo descubrió Irureta en el Depor, de nueve o de segunda punta, Albert Luque tiene calidad y capacidad para rendir en cualquier equipo de Champions. Las circunstancias han querido que a sus 31 años vaya a jugar a Málaga, agradecido a la oportunidad que le dio Sanz el año anterior. Con Luque el club malagueño se permite un lujo. Un Ferrari en el parking.

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