Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

El fichaje de Moyá por el Valencia a cambio de 5 millones de euros es una decisión cuestionable. Un club como el de Mestalla que está de deudas hasta las cejas tiene la obligación de revisar con lupa todas sus adquisiciones para que cualquier gasto no pueda ser considerado como superfluo. Moyá es un buen portero, internacinal en todas las categorías inferiores excepto en la absoluta, lo mismo que el brasileño Renán. Pero tampoco es Sergio Asenjo, el portero con mayor proyección de España desde Iker Casillas y que el Atlético pretende adquirir del Valladolid por sólo 1,5 millones más de lo que ha pagado el Valencia por Moyá. Llama la atención que teniendo cubierta la portería con guardametas de garantías, con el veterano César y el joven Renán, que la entidad del murciélago haya apostado por la incorporación de otro portero a cambio de 5 millones de euros. El Valencia está condenado a asumir su situación de extrema graveda económica y debe dejar de comportarse como un club con un potencial que no posee. En caso contrario, mayor será la caída.

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