Míster Balón

Copérnico lo dijo primero, Galileo lo propagó: "La tierra es redonda, igual que un balón de fútbol".

Ya empiezan a sonar destinos de campanillas para el holandés Ibrahim Afellay, el centrocampista ofensivo del PSV. Futbolista con buen regate, velocidad y desmarque no es un jugador para volverse loco por parte de ninguno de los grandes clubes de Europa. No sentaría a nadie en ninguno de los grandes. Afellay es un jugador interesante por su calidad, por su ritmo de juego y su categoría pero tiene importantes defectos por pulir que a sus 24 años deberían resolverse ya si quiere llegar lejor en el fútbol internacional. Su floja visión de juego, fruto de su costumbre de jugar mirando en exceso el balón, demasiado centrado en sí mismo y en su jugada, es difícil que esa forma de moverse le llegue a ser un futbolista verdaderamente importante. Por otra parte, debe mejorar en su posicionamiento en el campo y mucho de cara al gol porque tampoco es esa una de sus principales habilidades. A su edad, otros compatriotas como Seedorf, Davids, Van der Vaart o Sneijder ya habían mostrado más maneras. Sin lugar a dudas, su situación contraactual, puesto que termina contrato a final de temporada, es lo que le ha puesto en el escaparate. En un Atlético de Madrid, un Valencia, un Roma, un Lyon, un Liverpool o un Arsenal podría madurar como futbolista, pero en un Barcelona, Real Madrid, Manchester United, Chelsea,un Inter o un Bayern sería carne de banquillo.

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