La diferencia entre Valerón y muchos de los futbolistas que pueblan la Primera División española está en que mientras que la mayoría corren y corren, él juega andando y pensando. Como un torero entre morlacos a los que va haciendo pases de capea. Valerón lleva siglos jugando a este deporte del fútbol, pero la afición no se ha cansado de él. La afición le quiere y le espera, como aquel torero Curro Romero de quien se esperaba siempre una faena memorable. Y el jugador canario muchas veces aparece, y cuando lo hace el fútbol se convierte en un deporte diferente como ayer ante el Athletic de Bilbao, con su Depor jugándose la vida. Tiene el juego, el toque y la calidad de futbolero de los 60 y 70. El día que Valerón lo deje la pelota se irá con él.